martes, 27 de diciembre de 2011

El beso que terminó




 Anoche soñé que era el día más feliz de mi vida.  
Te vi a mi lado, te vi riendo, te vi amando. 
Tenías el rostro tan vivo como aquella vez que te vi sonreír por primera vez.
Te vi jugando con aquella pequeña criatura alzándola en brazos, tan alegre, entre aquellas paredes de aquel lugar que era sólo nuestro.
Todo estaba blanco, ¡había tanta luz! 
Teníamos grandes ventanas, todo rebosante de vida, todo un mundo para nosotros. 
Y todo era tan real...

Pero desapareció. 
De repente ya no estabas ahí, el pequeño niño tampoco. 
Yo me vi, en aquella habitación donde te abracé por primera vez. 
Estabas a mi lado, sentado, como aquella vez. 
Y había dormido sobre tus piernas, abrí los ojos y estabas allí. 
Eras tú, tu mirada, tu amor.
Y yo pensaba, una y otra vez: ¿me lo estaré imaginando, o será verdad? 
Yo sólo quería unirme a ti, era lo único que podía pensar.

Y de repente, no recuerdo cómo, no recuerdo cuándo, estábamos allí 
Juntos, tan pegados...
Tan callados, tan abrazados... 
y nos mirábamos como almas que se anhelan.
Decidí disfrutar de aquel momento, deseé que fuera interminable, que jamás se acabara. 
Acaricié tu rostro, te besé las mejillas, jamás he sentido tal amor. 
Tenía miedo, pero quería llorar de felicidad. 
Estabas ahí, tan cerca... 
un sueño hecho realidad.

Y besé tu rostro. 
Acaricié tus mejillas, di toda la ternura de mi corazón a través de mis labios. 
Tanto amor, tanto...

Y giraste tu alma hacia mí, lo hiciste tan despacio que apenas lo noté. 
Yo seguí besando, mientras tu cara se movía, y en algún momento, estabas allí: mis labios, se cruzaron con los tuyos.

Fue tan lento, tan suave, tan perfecto...

Tú apenas reaccionaste, sólo te dejaste. 
Y yo me asusté, mientras no podía contener mi felicidad. 
¿Qué significaba aquello? ¿No era mi imaginación? 
¿Por ti también había amor?

Se hizo el silencio. 
"Qué raro" dijimos en algún momento que no puedo recordar. 
Pero sonreíamos. 
No recuerdo qué pasó después. 
Estaba demasiado emocionada.

Tras un tiempo de ensueño, todo terminó. 
Todavía no entiendo bien qué sucedió, apenas me lo has hablado. 
Pero todavía despierto por las noches mientras digo tu nombre en voz alta y mi brazo se eleva en la cama buscando tu cuerpo al que abrazar. 
Todavía tengo pesadillas, casi a diario, por el amor que ya no me das.
Y me pides que no deje nuestro anillo... me pides una espera, de algo que no sabes si lograrás. 
¿Por qué lo hago? ¿Por qué estoy tan segura de que no puedo dejarte atrás? 
Peor aún 
¿por qué sé que no quiero dejarte atrás?

En el fondo, tengo la esperanza de que volverás.
"Eso nunca", dijiste la última vez, cuando te pedí que tu amor por mí no se perdiera aunque no me acompañaras. 
Nunca, nunca se perderá... 
Dijiste la verdad, ¿no es cierto?



¿Todavía sientes algo por mí?





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tú, ¿qué piensas?